DESPACHO SAME DAY PARA STGO. | COMPRA ANTES DE LAS 11:59 HRS. Y RECIBE HOY MISMO (DÍAS HÁBILES)
DESPACHO GRATIS A TODO CHILE | POR COMPRAS SUPERIORES A $30.000
DESPACHO SAME DAY PARA STGO. A SOLO $1.000 | COMPRA ANTES DE LAS 11:59 HRS. Y RECIBE HOY MISMO
DESPACHO $990 A TODO CHILE | SIN MÍNIMO DE COMPRA · 30 Y 31 DE ENERO

La Autoridad De Los Padres

Editorial: Patris
SKU: 907644  |  ISBN : 9789562462846
Tan bajo como $3.000  
En stock online
Ver disponibilidad en tienda
Sólo queda %1
+
-

La autoridad de los padres. Serie Nº 12 Editorial Patris ISBN:9562462846 Resumen ¿Hay que ser duro o más condescendiente y cercano?¿Hay que usar el castigo con mayor frecuencia o confiar en que los hijos sabrán elegir corectamente lo que deben hacer? En este núemro encontraremos respuestas y una clara orientación al respecto. Lea una Página LA AUTORIDAD DE LOS PADRES 2. El autoritarismo o la autoridad como poder de mando Antes de responder a estas preguntas, debemos previamente ponernos de acuerdo respecto a qué entendemos por autoridad. Es preciso hacerlo ya que podemos tener diversas concepciones, que condicionan nuestra actitud y comportamiento como autoridad en general y, específicamente, en el ejercicio de nuestra autoridad como padres. Si planteamos la pregunta sobre qué entendemos por autoridad, fácilmente podremos comprobar que una gran mayoría, por no decir un 99%, piensa que la autoridad es la capacidad que posee una persona para dictar normas y leyes. La autoridad, se piensa, consiste en la facultad de mandar, de dar órdenes y de exigir su cumplimiento. La autoridad, además, tiene la potestad para corregir o castigar si los subalternos, la comunidad o los hijos no acatan lo que ha dispuesto. La autoridad es el "poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho o de derecho" dice el Diccionario de la Real Academia Española. Es, afirma el Diccionario del uso del español, de María Moliner, el "Atributo del gobierno y de las personas que lo representan, por el cual pueden dictar disposiciones o resoluciones y obligar a cumplirlas". Según esta concepción, la autoridad de los padres es la facultad que éstos tienen para "rayar la cancha" en el hogar y para fijar los límites respecto a la conducta de cada uno de sus hijos. El padre y la madre tienen el poder para ordenar y mandar, para obligar en obediencia a los hijos respecto a lo que éstos deben hacer. Poseen, además, la facultad de castigar cuando no se cumple lo que han ordenado. Ellos pueden (y deben) controlar, reprimir y castigar. De acuerdo a este modo de ver las cosas, una verdadera autoridad, ?sólida?, consistente, se da cuando los padres mantienen en orden la convivencia familiar y cada uno de los hijos tiene claridad sobre qué debe o no debe hacer, sobre cómo se debe o no se debe comportar. Ellos saben, además, que ?si no se portan bien?, merecen el castigo correspondiente; castigo que está claramente estipulado. De modo semejante, si obedecen y se portan bien, entonces, se hacen merecedores de un premio, que, en general, es de orden material (dinero, una bicicleta, etc.). ¿Cuál resulta ser, entonces, la imagen de autoridad que proyectan los padres para sus hijos? Es la de ser ellos los controladores, los policías que ?cuidan? (por cierto, con gran preocupación y responsabilidad, por amor), de sus hijos. Ellos, además, ?siempre tienen la razón?. El autoritarismo de los padres (muchas veces lejanos afectiva y físicamente de sus hijos) los lleva a refugiarse en su poder y a confiar, más que en la bondad de sus hijos, en las normas que ellos dictan. El recurso a la ley, a la norma jurídica, a la claridad del deber, etc., es el sello distintivo de una autoridad así concebida. No debe extrañarnos, entonces, que surjan, sobre todo en la adolescencia de nuestros hijos, comportamientos inadecuados, desafiantes y rebeldes. La reacción de quienes están bajo ese tipo de autoridad será, con frecuencia, de temor o de sumisión servil. La autoridad de los padres tiende a generar en ellos una actitud de distancia o de franca rebeldía. Rebeldía que, muchas veces, adquiere contornos de ruptura y de franca desobediencia. Entonces los hijos se hacen ?insoportables?, ?imposibles de dominar?. Cuando se da la oportunidad, evaden a sus padres. Así, esa ?mano dura?, a pesar de todo, a menudo resulta ineficaz, porque si los padres se descuidan, los hijos hacen justo lo contrario de lo que les ordenamos o simplemente mienten. Como consecuencia del autoritarismo o rigor de los padres, junto a este tipo de reacciones (rebeldía), también se suelen dar otras reacciones: los hijos ?se apocan?, se inhiben, anidando en su alma sentimientos de temor y desconfianza de sí mismos. Se produce en ellos una especie de "acalambramiento", una falta de libertad interior y, no pocas veces, una incapacidad de gozar la vida: el temor a fallar o a no cumplir los paraliza. 3. La autoridad permisiva Muchos padres ?vienen de vuelta?. Han observado que ese tipo de autoridad no obtiene precisamente los mejores frutos. No quieren que sus hijos les teman o que actúen por miedo al castigo. Quieren que los hijos confíen en ellos y que los sepan cercanos, como sus verdaderos ?amigos?, olvidando que normalmente ellos cuentan con amigos y que lo que más necesitan es más bien contar con verdaderos padres que les brinden seguridad y apoyo. Estos padres, que quisieran verse libres de todo viso de autoritarismo, actualmente se multiplican. Cada vez más a menudo nos encontramos con padres que abdican de su autoridad. Tienen miedo a ejercerla. Piensan que, por decir ?no? o por fijar ciertas normas de comportamiento en el hogar, los hijos se distanciarán y dejarán de ser queridos por ellos. Los efectos que origina esta actitud en la psiquis de sus hijos no son menos negativos que el autoritarismo: generan una inseguridad existencial que los marca para toda la vida; una angustia y desorientación ?congénita? en su alma, que los limita en sus posibilidades y en su capacidad de resolver por sí mismos los problemas ante los cuales se verán enfrentados como adultos. Padres condescendientes, carentes de firmeza y de principios, no estimulan a crecer y a superar obstáculos. Padres que desconocen la disciplina, no educan, no despiertan ni forman la personalidad de sus hijos. A esta carencia ?sicológica? o debilidad de la autoridad paterna, hoy se agrega con frecuencia la ausencia física de los padres. Progresivamente la autoridad del padre y de la madre ha ido desapareciendo físicamente del hogar. Los padres están ausentes debido a que ambos trabajan fuera del hogar. Nos encontramos así ante el hecho de que a los padres no sólo les cuesta asumir su rol de autoridad, sino que, a menudo, no tienen la oportunidad de organizar ni de conducir a su propia familia, porque no están en casa o cuando llegan a ella ?están agotados? y "muertos" de cansancio. Reseña del Autor Contenidos PRESENTACIÓN LA AUTORIDAD DE LOS PADRES Artículo del P. Rafael Fernández de A. PARA PONER EN PRÁCTICA PARA MEDITAR HECHOS DE VIDA: Elementos básicos de la autoridad. Amor, confianza y respeto Reportaje de Paulina Respaldiza Ch. Tres familias: Campino ? Ferrada, Valdés ? Vial y Achondo - Larraín, conversaron con nosotros para determinar qué actitudes, valores, principios y otros les han permitido ejercer una autoridad alegre, sólida y respetada en el tiempo. ¿QUÉ HACEMOS? Preguntas y respuestas. Por Josefina Ramírez L PAUTA DE TRABAJO